Esta página marca las publicaciones automáticamente como leídas a medida que se desplaza por ellas.
Ajustar la configuración de "Marcar automáticamente como leído"
Una vez que me puse a investigar y analizar sobre las diferencias entre las princesa de Disney y las heroínas de Miyasaki, resulta fácil determinar la filosofía en la que se desenvuelven.
Considero que cada cada una de ellas tienen sus particularidades debido los valores, creencias y pensamientos desarrollados en un medio social indistinto y con el que han sido formados, prejuicios que sobresale en cada uno de los creadores, tanto en Disney con su filosofía occidental conservacionista como en Miyazaki con su filosofía occidental.
Considero que cada cada una de ellas tienen sus particularidades debido los valores, creencias y pensamientos desarrollados en un medio social indistinto y con el que han sido formados, prejuicios que sobresale en cada uno de los creadores, tanto en Disney con su filosofía occidental conservacionista como en Miyazaki con su filosofía occidental.
Cuando analizamos a las princesas de Walt podemos distinguir rápidamente el ambiente y pensamientos con el que fue formado, por ejemplo en la época de su niñez hasta pocos años atrás de la actualidad, sabemos que las mujeres eran consideradas casi como una propiedad, delicadas en todos los sentidos, personas que no tenía derechos sino únicamente tenían que dedicarse de lleno al cuidado de su hogar. Por lo tanto, la mayor inspiración de la mujer en aquel entonces era ser encontrada por un príncipe con quien formar un hogar para posteriormente dedicarse a su cuidado.
“Controversialmente, siento que yo también he sido víctima de los estereotipos que se han implantado en mí, y por lo que logra vendernos tan fácilmente, sus productos, la escuela de Disney”
Por ejemplo, paradigmas tan claros, como que una niña tenga que usar vestido y lazo para ser aceptada como tal, o el hecho de que un niño tenga que jugar a las espadas, a los carros o a la pelota para que encaje en la sociedad. Por estos estereotipos absurdos que predominan en nuestros pensamientos es que les resulta muy fácil convertir un estreno en un éxito mundial.
La primera generación de princesas, como blanca nieves, cenicienta, la bella durmiente, etc. son un ejemplo claro de presentarnos a la típica jovencita, quien es víctima de algún suceso que no le permite ser feliz y que le impide ir en busca de su sueño; sino que tiene que esperar a ser rescatada por su príncipe azul para poder tener una vida plena.
Lastimosamente esto es lo que vendió Disney por generaciones y generaciones hasta tal punto que ahora existe una enfermedad llamada “el síndrome del Príncipe Azul” que padecen aquellas mujeres que piensan que en algún momento de sus vidas llegará su príncipe para transformar su mundo, evitando que puedan desarrollarse plenamente, frustra sus sueños de superación y valerse por sí mismas generando temor a proponerse grandes objetivos.
La nueva escuela de Disney nos vende una nueva faceta de nuestras ya conocidas princesas, en el caso de Rapuncel y Brave, trata de darles más protagonismo en el desarrollo de la historia, casi toda la trama gira a su alrededor, haciendo que estas puedan ser más independientes. Específicamente en el caso de Brave, rompe el estilo clásico de la típica princesa, en este caso ella se siente más segura de sí misma y no duda ni un instante en hacer lo que le apasiona; pero lo más importante, el clímax no gira en torno de la búsqueda del príncipe azul para formar una familia y vivir felices por siempre, sino que es algo más profundo, cometer errores para darte cuenta de la cruda realidad en el que vivimos y de esta manera hacerte comprender la importancia que tiene tu familia.
Personalmente, los productos y las secuelas creadas por Miyazaki no son particularmente de mi preferencia, sin embargo, luego de conocer sus creaciones puedo rescatar el inmenso valor que tienen sus bien nombradas, heroínas, ni si quiera "princesas"
En primer lugar si describimos sus rasgos físicos de las mujeres en específico, no asemejan a nada fuera de lo normal, son personajes muy comunes, cada una con su distinguida personalidad, rescatando sus atributos y lo importante, sin esconder o minimizar sus defectos.
Por otra parte, aún más importante, es su desarrollo frente al amor; es más puro, no es superficial, no busca emparejar a la bonita princesa con el caballero apuesto para considerarla perfecta.
Por ejemplo en el caso de Ponyo, emana un amor tan inocente, promesas importantes que se establecen, lazos inseparables que se forman. En pocas palabras, no buscan la belleza física para sentir que su relación es única; es sin duda una producción llena de muchos valores y que no dudaría compartirlo con mi familia.
Como ya he descrito anteriormente, aunque no parezca; estos acontecimientos tienen mucha repercusión dentro de la sociedad y mucho más dentro de nuestra estructura familiar, siendo los pequeños del hogar los que resultan más afectados, puesto que aún se encuentran en proceso de formación y no saben distinguir la realidad de la ficción. Con este pensamiento no quiero decir que las producciones de Disney sean malas, sino que es necesario realizar un análisis posterior para que no afecte en el desarrollo de los pequeños.
Y para concluir quisiera que mediten en esto.
¿Qué pasaría si las princesas de Disney no fueran agradablemente perfectas y hermosas? ¿Tendrían el mismo éxito?
Publicado por Luis Guaman _ Diseñador Gráfico _ Estudiante de Animación Digital_ USFQ _ Quito- Ecuador
No hay comentarios:
Publicar un comentario